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Jorge Lucas

psicólogo • formador • divulgador
autor y responsable de Lucaspsi Psicología

¿Se puede empoderar sin potenciar rasgos narcisistas en la personalidad?

El hecho de empoderar no es algo que se pueda aplicar indiscriminadamente. Se recomienda sobre todo en casos de victimización importante por parte del cliente o en los que la persona tiene serios problemas para valorarse, saber quién es y con qué recursos cuenta. Asimismo, la aplicación del tratamiento debe durar un corto periodo de tiempo (Mansukhani, 2023).

Por añadidura, todo terapeuta tiene la responsabilidad de estar atento para no fomentar en sus clientes un nuevo yo narcisista que se siente más virtuoso y que se recrea con su relato de autosuperación. En ese sentido, es mejor que la persona desarrolle una sana autoestima basada en actitudes más humildes y realistas (Rodríguez, 2024).

En este artículo veremos qué relación existe entre el empoderamiento, el narcisismo (adaptativo y desadaptativo) y el orgullo auténtico y sano (authentic pride) frente al orgullo arrogante (hubristic pride).

 

La relación entre empoderamiento y narcisismo

En primer lugar, la manera de conceptualizar el constructo empoderamiento ha evolucionado en los últimos años. Aunque en sus inicios se introdujo el concepto en relación con la psicología comunitaria (Rappaport, 1981), nos centraremos aquí en el empoderamiento psicológico tal y como lo define Spreitzer (1995), esto es, como el reflejo del sentido personal de control en el lugar de trabajo. Y esta conceptualización se puede dividir en cuatro términos clave:

  1. Significado. O el valor que el empleado asocia con una meta laboral. Es importante que esta meta no interfiera con los valores de la persona empleada para que se sienta así empoderada.
  2. Competencia. Parecido al concepto de autoeficacia estudiado por Bandura (1977), se trata de la confianza en tener las habilidades suficientes para desempeñar correctamente las tareas requeridas en su puesto de trabajo. Esta sensación de confianza ayuda a la persona a empoderarse.
  3. Autodeterminación. Se trata del grado de libertad que el empleado percibe a la hora de tomar decisiones en su puesto de trabajo. El empleado en ese sentido percibe que tiene el control de las tareas de las que se tiene que hacer responsable.
  4. Impacto. Es el grado de contribución o de influencia en los aspectos estratégicos o progreso de la empresa que el empleado percibe.

Entre otros aspectos el empoderamiento psicológico ha demostrado tener un fuerte impacto positivo en las actitudes respecto al trabajo (Bharadwaja y Tripathi, 2020). Por otro lado, dicho tipo de empoderamiento hace que los empleados abandonen menos sus empleos o sean remplazados con menos frecuencia (Suifan, et al., 2020).

Estos resultados procedentes de la literatura científica actual apuntan a que es un conjunto de habilidades y actitudes que facilitan al menos un mayor rendimiento en el trabajo, con su correspondiente beneficio en la autoconfianza de las personas y, como se ha comprobado también en la investigación, en la autoestima o valoración subjetiva de nuestro autoconcepto (valoración emocional de lo que pensamos de nosotros mismos) (Spreitzer, 1995; Laschinger et al., 2009; Seibert et al., 2011).

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Fig. 1. Mujer y espejo. Foto de Pixundfertig (Pixabay).

En cuanto al narcisismo, no nos vamos a detener con la manera de conceptualizarlo inicial, de carácter psicodinámico (Freud, 2014), sino que hay distintas maneras de definir este complejo constructo.

Por ejemplo, en una reciente revisión se resume el narcisismo como un constructo que se puede dividir en modelos de diferentes factores (Miller et al., 2021).

Primero, tenemos el narcisismo agente, basado en rasgos como la extraversión, querer ser admirado, buscar sensaciones y enfocarse en rasgos basados en la competencia (ser bueno en diferentes áreas, ser inteligente, seguro, confiado, etc.).

Segundo, nos encontramos también con otro tipo de narcisismo, el narcisismo vulnerable o encubierto, que se caracteriza por tener el rasgo de personalidad neuroticismo alto (tendencia a la preocupación, a experimentar emociones desagradables y al resentimiento).

Ambos tipos se caracterizan por tener sentimientos antagonistas a la amabilidad. Por ejemplo, ser de poca confianza, egoístas, arrogantes, duros, etc.

Cabe mencionar también un nuevo tipo de narcisismo, el narcisismo comunitario, que hace más hincapié en alardear de lo generosos, virtuosos, comprometidos y cálidos que se es con los demás (Gebauer et al., 2012).

La sabiduría popular tiende a asociar el narcisismo con una autoestima exageradamente elevada; sin embargo, el rasgo narcisista que más correlaciona con la autoestima es la extraversión (r = 0.30) de los narcisistas grandiosos o agentes.

Además, se ha demostrado que cuanto más altas sean las puntuaciones en las escalas que miden el narcisismo, menor peso tendrá su correlación con la autoestima (Foster et al., 2016).

Pero ¿qué es lo que mueve a una persona a ser narcisista? Según la investigación de los últimos 20 años, la respuesta no es aún concluyente, aunque se tiende a observar lo siguiente: una constante búsqueda del estatus (Grapsas et al., 2020). Por esa razón, dichas personas están atentas a situaciones en las que se pueda demostrar dicho estatus y reforzarlo ante un feedback positivo, y una tendencia a reaccionar de forma hostil ante las críticas negativas que amenazan su ego (ego threat).

A su vez, se contemplan también dos dimensiones relacionadas con el narcisismo: el narcisismo adaptativo y el desadaptativo (Clarke et al., 2015). Es decir, dichos autores entienden el narcisismo subdividido en estas facetas:

  1. Liderazgo/autoridad.
  2. Superioridad.
  3. Exhibicionismo grandioso.
  4. Autoestima contingente (dependiente de la situación).
  5. Devaluación del self.
  6. Fantasía grandiosa.
  7. Manipulación.
  8. Sentirse privilegiado.

Por lo tanto, las facetas relacionadas con el narcisismo adaptativo (que correlaciona de forma positiva con la autoestima y de forma negativa con el neuroticismo) son el liderazgo/autoridad y la superioridad, y el exhibicionismo grandioso (que suele asociarse a un mal ajuste) se correlaciona en dicho estudio con la autoestima, y no con el estrés (Clarke et al., 2015).

En cuanto al narcisismo desadaptativo, las facetas implicadas en este son la autoestima contingente y la devaluación del self, ya que predicen la depresión y el estrés; y predicen de forma negativa la autoestima (Clarke et al., 2015).

En suma, el narcisismo neurótico está relacionado con el hecho de sentir vergüenza; el narcisismo antagonista con el hecho de experimentar orgullo arrogante o vanidad (hubristic pride) y envidia maliciosa, y el narcisismo agente con una envidia sana (cf. Lange et al., 2016).

Si relacionamos el narcisismo con el empoderamiento, según el estudio de Yazdi y Mustamil (2014), de las variables que componen el empoderamiento psicológico, el narcisismo correlaciona de forma positiva y significativa con las dimensiones de competencia (r = 0.222), autodeterminación (r = 0.215) e impacto (r = 0.169). Lo que se concluye de este estudio es que la percepción de autovalía es importante para que las personas se sientan empoderadas y que, por lo tanto, hasta cierto punto, se puede considerar el narcisismo como una variable antecedente de la conducta empoderada.

 

Cuestión de orgullo

Hemos visto cómo el narcisismo tiende a tener una relación con el orgullo arrogante o vanidad (hubristic pride), por tanto, más negativo, ya que se basa en un sentimiento de superioridad y egocentrismo que pretende compensar un profundo sentimiento de vergüenza inherente a la persona (Tracy et al., 2009).

En cambio, el orgullo auténtico (authentic pride), se basa en una valoración realista de la persona, se relaciona con tener una autoestima sana y a su vez es un sentimiento que nos hace sentir competentes, con confianza y empoderados (Tracy et al., 2009).

 

Conclusiones

Es cierto que sentirse empoderado es algo positivo en nuestra vida personal y profesional y que, además, está relacionado con tener una sana autoestima. Por otra parte, hemos visto las distintas dimensiones que componen el narcisismo según una reciente revisión de la literatura (de los últimos 20 años).

En ese sentido se observa cómo son de perjudiciales algunos de los subtipos de narcisismo (sobre todo el narcisismo vulnerable, propio de personas rencorosas y resentidas; o el narcisismo antagonista, que se caracteriza por su indiferencia con los sentimientos considerados desde el punto de vista social más humanos como tener empatía, amabilidad, generosidad, etc.).

En cambio, el narcisismo agente no es exactamente lo mismo que el narcisismo grandioso; y se diferencia de este último en que la persona tiene una envidia más sana y se centra en sentirse competente, no necesariamente como alguien superior a los demás.

Por lo tanto, los tratamientos terapéuticos tendrán que centrarse más en cómo reducir los tipos más nocivos de narcisismo (vulnerable [p. ej., terapia dialéctico-conductual, terapia cognitiva para tratar el neuroticismo, protocolo unificado para el tratamiento transdiagnóstico de los trastornos emocionales] y antagonista [p. ej., terapia cognitivo-conductual o entrevistas motivacionales]) cuando se empodera a una persona. 

Asimismo, conviene analizar también si dicho empoderamiento está contribuyendo a mejorar la vida de dicha persona y de su entorno, o bien si solo está sirviendo para que esta se vuelva más arrogante, poco realista y desconsiderada con los demás.

Si, por el contrario, un proceso de aprendizaje de habilidades que permiten empoderar a la persona consigue, como se ha demostrado en distintas investigaciones, que aumente su autoestima sana, esto redundará en una mejor salud mental. Por añadidura, el hecho de que dicha persona se sienta orgullosa de sus logros obtenidos, para los que ha trabajado a conciencia, no implica necesariamente que se convierta en una persona narcisista o egoísta.

De todas formas, en lo que respecta nuestra personalidad, todos somos un poco narcisistas, y tenemos nuestro orgullo, porque de lo contario seríamos personas meramente funcionales y sin ningún tipo de gracia o de carisma.

A todos nos gusta cuidar y manifestar una autoimagen más o menos expresiva de nosotros mismos: nos cuidamos, nos vestimos con un estilo determinado, algunos somos coquetos, nos damos el gusto de vez en cuenta de tener ciertas actividades hedonistas, nos gusta alcanzar metas importantes que nos hacen sentir orgullosos, etc.

Por consiguiente, si mantenemos los pies en el suelo, nos tratamos bien y a los demás también, no tendríamos que erradicar nuestro sentimiento de orgullo más auténtico de nuestra vida como si fueran unas malas hierbas. Y si tienes la tentación de endiosarte: recuerda que eres solo una persona (como se les decía a los generales de la antigua Roma durante los desfiles de la victoria).

 

Referencias bibliográficas

  • Bandura, A. (1977). Self-efficacy: Toward a unifying theory of behavioral change. Psychological Review, 84,191-215.
  • Bharadwaja, M. y Tripathi, N. (2020). Linking empowering leadership and job attitudes: The role of psychological empowerment. Journal of Asia Business Studies, 15(1), 110-127. https://doi.org/10.1177/0972262921994350
  • Clarke, I. E., Karlov, L. y Neale, N. J. (2015). The many faces of narcissism: Narcissism factors and their predictive utility. Personality and Individual Differences, 81, 90-95. http://dx.doi.org/10.1016/j.paid.2014.11.021
  • Foster, J. D., Shiverdecker, L. K. y Turner, I. N. (2016). What does the narcissistic personality inventory measure across the total score continuum? Current Psychology35, 207-219. https://doi.org/10.1007/s12144-016-9407-5
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  • Tracy, J. L., Cheng, J. T., Robins, R. W. y Trzesniewski, K. H. (2009). Authentic and hubristic pride: The affective core of self-esteem and narcissism. Self and identity8(2-3), 196-213. https://psycnet.apa.org/doi/10.1080/15298860802505053
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