A veces en la vida no nos encontramos bien, perdemos el interés por hacer lo que antes nos agradaba, somos menos productivos que antes o bien nos cuesta mucho recuperarnos de una pérdida (personal, sentimental o material) y no logramos levantar cabeza.
No soy muy amigo de los diagnósticos, pero en esos casos siempre lo más recomendable es acudir a un profesional de la salud mental y comprender bien lo que nos pasa y dejarnos ayudar, porque es fácil autodiagnosticarse una depresión, cuando tal vez se tiene una distimia (con sintomatología más leve pero constante) o estamos atravesando un duelo, lo cual es algo natural cuando sufrimos alguna de las mencionadas pérdidas.
En este artículo voy a dar unas pinceladas sobre la activación conductual: un tipo de terapia que se ha demostrado que es eficaz sobre todo cuando se tiene sintomatología propia de la depresión.
En qué consiste la activación conductual
Este tipo de terapia se basa en el conductismo y hace referencia a que los factores ambientales se relacionan con la conducta en lugar de enfocarse tanto en los aspectos nosológicos (relacionados con la descripción, diferenciación y clasificación de las enfermedades) como psicopatológicos (el estudio de las enfermedades mentales). Esta teoría empezó a cobrar importancia gracias a los trabajos de Ferster (1973) y Lewinsohn (1974).
Según Ferster (1973), las conductas depresivas son así debido a que existe una disminución de la frecuencia de las conductas ajustadas a las demandas del contexto y un aumento en la ocurrencia de los comportamientos con función de evitación y escape de situaciones o condiciones estimulares que pueden facilitar su funcionamiento, con lo cual se requiere una aproximación dinámica para explicarla (Bianchi-Salguero y Muñoz-Martínez, 2014).
Dicho de otra forma, cuando se tiene un estado de ánimo propio de la depresión, se tiende a reducir las acciones necesarias para llevar a cabo correctamente las actividades o tareas que requieren un contexto en concreto, además de tender a evitar hacer los esfuerzos necesarios para llevar a cabo con éxito dichas tareas o conductas esperadas según dicho contexto.
Por ejemplo, llevas todo el día apático y tienes que mandar un email importante. Si dicho estado de ánimo fuese realmente propio de una depresión, te costará bastante encender el ordenador. Pero supongamos que lo haces. Te conectas al servidor de correo electrónico. Sin embargo, te distraes fácilmente con otra pestaña del navegador, al final decides redactarlo, pero lo haces sin esforzarte demasiado y sin revisar el número de veces necesario para no cometer errores.
En el mejor de los casos, mandas dicho correo, pero que podría haberse redactado mucho mejor; o bien, lo que suele pasar, postergas esa actividad porque es más fácil evitar el esfuerzo que supone documentarse mínimamente sobre lo que quieres decir, revisar la gramática y la ortografía o transmitir correctamente el mensaje deseado.
Y el hecho de no haber realizado esa actividad como se esperaba hace que se refuerce de forma negativa tu conducta. Eso tiene como consecuencia que la sigas evitando de ahora en adelante o no te sientas capaz de realizarla, lo cual acaba bajando tu autoeficacia (sentirse competentes ante determinadas tareas). Por ende, tu autoestima también se resentirá (valoración de lo que se piensa de uno mismo).
Como su nombre indica, la activación conductual consiste en que la persona active y refuerce su conducta de modo que realice las acciones necesarias requeridas según contexto y así, gracias a dichos comportamientos, su estado de ánimo mejore.
Este tipo de tratamiento se ha trabajado tradicionalmente, y con mucho respaldo empírico, desde la corriente cognitiva-conductual, pero también en la actualidad se puede aplicar este tipo de tratamiento desde enfoques de tercera generación, vigentes en la actualidad y que se diferencian en que se adecua dicho tratamiento de manera más personalizada y de modo que esté en consonancia con los valores de la persona, y no tanto enfocado en actividades que se consideran placenteras desde el punto de vista social.
La idea es que la persona consiga resultados y poco a poco dichas conductas se vayan reforzando, de modo que se adquieran nuevos hábitos o se recuperen actividades anteriores placenteras.
Principios de la activación conductual
En este apartado me basaré en un artículo de la web mentesabiertaspsicologia.com (basados parcialmente en Jacobson et al., 2001).
- Análisis funcional. Este es el primer paso en la activación conductual (AC), donde terapeuta y paciente trabajan juntos para identificar actividades y patrones de comportamiento que contribuyen a la depresión del paciente.
- Identificación de valores y metas. Los pacientes identifican sus valores fundamentales y establecen metas que están en línea con estos valores, lo que proporciona motivación y dirección.
- Planificación de actividades. Se alienta a los pacientes a planificar y participar en actividades que están alineadas con sus valores y que son potencialmente gratificantes, incluso si inicialmente no sienten el deseo de hacerlo.
- Monitorización del comportamiento. Los pacientes llevan un registro de sus actividades y su estado de ánimo, lo que ayuda a identificar qué actividades tienen un impacto positivo.
- Gradualidad en la activación. La AC a menudo comienza con tareas pequeñas y manejables, aumentando gradualmente en complejidad y desafío.
(Mentes Abiertas Psicología, s. f.).
Conclusiones
Hemos visto de manera muy resumida en qué consiste la activación conductual. En la actualidad no solo se aplica en los casos de depresión mayor, sino, por ejemplo, en casos de ansiedad social o estrés postraumático (Hernández-Gómez, 2019). Por otro lado, este tipo de intervención terapéutica ha demostrado ser muy eficaz, aunque resulta serlo tanto como otros tratamientos efectivos para los trastornos como la depresión y, eso sí, resulta más eficaz que no intervenir (Stein et al., 2021).
Por lo tanto, es necesario investigar este tipo de intervención en comparación con sus distintas versiones, de modo que se puedan generalizar los resultados en poblaciones y contextos distintos (Stein et al., 2021). Así que te recomiendo ponerte en manos de un profesional de la salud en caso de necesitarlo para comenzar a activar tu conducta, ya que, como decía Aristóteles: «Nuestro carácter es el resultado de nuestra conducta».
Referencias bibliográficas
- Bianchi-Salguero, J. y Muñoz-Martínez, A. (2014). Activación conductual: revisión histórica, conceptual y empírica. Psychologia: avances de la disciplina, 8(2), 83-93
- Coto-Lesmes, R., Fernández-Rodríguez, C. y González-Fernández, S. (2020). Activación Conductual en formato grupal para ansiedad y depresión. Una revisión sistemática. Terapia psicológica, 38(1), 63-84.
- Ferster, C. B. (1973). A functional analysis of depression. American Psychologist, 28, 857-870.
- Hernández Gómez, A. (2019). Intervención desde la Terapia de Aceptación y Compromiso y la Activación Conductual en un caso de ansiedad social. Revista de psicología y ciencias del comportamiento de la Unidad Académica de Ciencias Jurídicas y Sociales, 10(2), 156-171.
- Jacobson, N. S., Martell, C. R. y Dimidjian, S. (2001). Behavioral activation treatment for depression: Returning to contextual roots. Clinical Psychology: Science and Practice, 8(3), 255–270. https://doi.org/10.1093/clipsy.8.3.255
- Lewinsohn, P. (1974). A behavioral approach to depression. En R. J. Friedman y M. M. Katz (Eds.). Psychology of depression: Contemporary theory and research,157-185. Oxford, England: John Wiley, & Sons.
- Martell, C. R., Dimidjian, S. y Herman-Dunn, R. (2013). Activación conductual para la depresión: Una guía clínica. Biblioteca de Psicología, Desclée de Brouwer.
- Mentes Abiertas Psicología (s. f.). Técnicas de Activación Conductual para la Depresión: Una Guía de Intervención [Entrada de blog]. Mentes Abiertas Psicología. https://www.mentesabiertaspsicologia.com/blog-psicologia/blog-psicologia/tecnicas-de-activacion-conductual-para-la-depresion-una-guia-de-intervencion
- Stein, A.T., Carl, E., Cuijpers, P., Karyotaki, E. y Smits, J. A. J. (2021). Looking beyond depression: a meta-analysis of the effect of behavioral activation on depression, anxiety, and activation. Psychological Medicine 51, 1491–1504. https://doi.org/10.1017/S0033291720000239
- Imagen. Foto de Engin Akyurt. Pexels.
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